Vlad Rudenko, un adolescente de 17 años de Kherson, Ucrania, fue llevado contra su voluntad a un campo ruso mientras su madre estaba fuera de casa. Durante ocho meses, Vlad estuvo en manos rusas, separado de su familia, su hogar y todo lo que conocía y confiaba.
Vlad fue sometido a un proceso de adoctrinamiento por parte de los rusos. En fotos que envió a su madre desde los campos, se veía cómo estaba cambiando. Mostraba signos de lesiones, una pierna rota y un dedo roto. Según Vlad, hubo abuso físico y mental, y fue castigado cuando intentó irse.
Los rusos pusieron a Vlad en confinamiento solitario, donde consideró quitarse la vida. "Fue difícil. Cinco días sin hablar con nadie. Y todo lo que ves es a alguien que te trae comida y estás sentado pensando qué hacer. Estás aislado, no oyes nada, es como si estuvieras sordo y pensaba en el suicidio", dijo Vlad.
Para obtener más información sobre la situación de Vlad Rudenko y el impacto del confinamiento solitario, puedes leer el artículo completo aquí: Enlace a la fuente.